jueves, 13 de noviembre de 2008

LOS CATOLICOS Y SU IGLESIA 3

Otro grupo de preguntas trata sobre la gestión de la Iglesia. Así como en la política se pregunta por la aprobación de la gestión, pensamos que, si la Iglesia tiene el porcentaje más alto de confianza entre las instituciones, podía haber una alta valoración de la gestión de la jerarquía y el clero. ¿Cuánto se aprueba la gestión de obispos y párrocos?

La mayor aprobación la tiene el párroco, que es el personaje más visible y cercano al creyente, seguido por el obispo. Las que reciben menos aprobación, pero también la más alta “no respuesta”, son las religiosas. Quizá su rol es menos público, trabajan mucho pero con perfil bajo, y no son visibles en su gestión de recursos y el trabajo pastoral de la iglesia. Las siguen los laicos que trabajan en la Iglesia, cuyo rol probablemente tampoco tiene un lugar muy claro.
Presencia pública de la Iglesia
Finalmente, otro grupo de preguntas estuvo orientado a medir la opinión de los creyentes sobre las respuestas de la Iglesia a una serie de problemas. Se preguntó si creían que la Iglesia en el Perú estaba dando a los problemas respuestas adecuadas:


La mayor crítica sería hacia la respuesta de la Iglesia a los problemas sociales que enfrenta el país, un campo en el que la Iglesia estuvo más presente en décadas anteriores, y en la actualidad continúa presente pero con testimonios muy personales por más que importantes. También preocupa la poca respuesta encontrada a los problemas morales de las personas, campos importantes en los que la Iglesia podría tener más que decir.
Ética y discernimiento
Preocupan algunas respuestas sobre la justificación que pueden dar a algunos temas polémicos sobre los que tiene que darse un discernimiento ético importante:


La pena de muerte es justificable siempre para el 14.8% y, a veces, para el 45.2%. Se puede ir contra los derechos humanos según el 10.1%; los jóvenes se inclinan más por esta opinión que los mayores, pero no hay diferencias por sexo ni estrato social. Usar métodos anticonceptivos es justificable a veces para el 32.9%, sin diferencias por sexo ni por estrato socioeconómico; pero la edad sí hace una diferencia, ya que los jóvenes consideran en un 50.6% que siempre es justificable. El aborto lo es para el 17%, y aquí hay diferencias significativas por sexo: los hombres lo justifican (21%) a veces, frente a un 13 % de las mujeres; pero más significativa es la diferencia por estrato social, donde los sectores A y B lo justifican (26.8%) en comparación con los sectores C y D (13.3%).
Pagar bajos sueldos se justifica a veces para el 20.5% con diferencias sólo por edad, donde son los jóvenes quienes tienen mayor porcentaje. Coimear a un funcionario se puede justificar a veces para el 13%; y también en esta opinión influye la edad, ya que los jóvenes llegan aquí al 18%, frente al 7.8% de los mayores de 45 años.
Es cierto que estamos en el nivel de las opiniones, y no de la práctica, pero es en este terreno en el que tiene lugar la formación de valores y de juicios éticos que permitan el discernimiento frente a la acción.
Los datos que tenemos no se agotan en esta pequeña presentación, y nos falta analizar todavía mucho de la información que estamos adelantando. Pero creo que la encuesta nos da una primera impresión de un catolicismo plural y diverso en las maneras como los creyentes se acercan a la Iglesia e intentan practicar su fe, complementando unas con otras. Se trata de un pueblo que valora la celebración de la misa y la comunión, la asistencia a procesiones, la lectura de la Biblia en comunidad y el voluntariado en acciones sociales, y encuentra en estas diferentes prácticas maneras de vivir su fe.
Este pueblo se siente integrado en la Iglesia, comprendido en sus problemas y tratado como adulto, aprecia el trabajo de los párrocos, de los obispos y del papa. Habría entonces más un clericalismo que lo contrario, tomando en cuenta también que la más alta desaprobación en lo que hemos llamado “gestión” la tienen los laicos que trabajan en la parroquia y también las religiosas.
En general un poco más de la mitad de los entrevistados considera que la Iglesia responde adecuadamente a los problemas, siendo las respuestas menos adecuadas las que esta Iglesia da a los problemas sociales y a los personales.
Esta visión se completa con el juicio que hacen los entrevistados sobre lo que encuentran justificable a veces. Es cierto que en gran parte son temas debatibles, pero las opiniones expresan justamente la necesidad de debatir y argumentar con un público que busca integrarse y participar más en la Iglesia y recibir respuestas a sus problemas personales y sociales.


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